En la Encrucijada

Datos de interés (o eso espero) sobre el mundo de la campaña que narra las aventuras de los 4 de la Encrucijada

miércoles, marzo 29, 2006

Flotando...

"Maldito bicho!"
"Enorme, amarillo, con rayas, dientes y garras".
"Yo intentaba controlar la esfera flamígera para acabar con el tío grande y raro que le había clavado la lanza al enano pero de repente se me echó el gato grande encima y ya no pude hacer nada, recuerdo que intenté lanzarle destellos en la cara a ver si lo asustaba pero no me dió tiempo..."

"Sé que perdí el conocimiento, y se que floté un poco... y ahora ya no... ¿dónde estoy? ¿qué es esto?"

"Debo estar delirando por la fiebre y las heridas. Pero qué raro que el clérigo no me cure... Ahora que lo pienso, no sólo tenía la lanza clavada sino a dos bichos de esos amarillos encima... Bufff, por eso no me cura: nos deben haber capturado los que atacaron el campamento! AHhhh, malditos, mi amada... mi amor y mi tesoro.... la mujer más maravillosa sobre la faz de la Tierra... sé que me vengaré. Los abrasaré a fuego lento, sí. Y a los posaderos de Frenia también".

"Y a los asesinos".

"¿Dónde estaré? ¿Yaciendo en el suelo de una celda? Debí llevarme un buen golpe en la cabeza, sí..."

- Dunlop!

- Dunlop!

"No percibo a Dunlop, debe estar muy alejado... o muerto!"
"Él no se alejaría tanto como para perder mi rastro".
"Dios mío, se lo habrán comido los bichos grandes... pobre Dunlop, era un buen familiar. No volveré a tener un familiar en honor a Dunlop, el mejor gato que un hechicero pueda tener!!"
"Ése sí que era un amigo".

"Aaaaahhhhhhhh cuando me reponga vengaré la muerte de todo aquello que me era tan querido, ¡¡no tendré piedad!!"

"Si por lo menos pudiese abrir los ojos y ver dónde estoy...
"Qué tontería, estaré a oscuras en una cueva o algo, por eso no veo nada. Quizá con un conjuro de luz pueda mejorar esto..."

"... mmmmmmm bufffff... debo estar exhausto, no soy capaz de mover un sólo músculo de mi cuerpo... quizá estoy atado... o soy víctima de un hechizo inmovilizador. Sí, debe ser eso, porque no noto cuerdas que me retengan ni nada".

"Será mejor que me quede aquí, postrado y reservando fuerzas para cuando llegue un carcelero a darme de comer. Lo reduciré y me escaparé. No tengo hambre, así que no habrán pasado muchas horas desde que nos capturaron".

"Ah, no, que tonto: no tengo hambre porque tengo el anillo de la manutención. Pero mis carceleros no lo saben, así que pronto me traerán algo. Entonces me escaparé... sólo tengo que pensar en la manera de neutralizar el hechizo que me ata. Despues liberaré a los Cuatro y nos vengaremos".

"¿Habrá muerto alguno de mis compañeros? Espero que no, eran buena gente, buenos camaradas".

"Que listos fueron los atacantes, se preocuparon de neutralizarme para dejar más indefensos a los demás... seguramente habían oido hablar de Los Cuatro de la Encrucijada de Fender el Mago y nos tendieron la emboscada".

"¿O los estábamos buscando nosotros?"

"Quizá era algo así, no sé... los recuerdos se desvanecen, debo estar a punto de desmayarme de nuevo".

"Sólo recuerdo al bicho extraño saltando sobre mi, aaaahh, no puedo quitármelo de la cabeza. Enorme, fuerte, peligroso, con esos ojos enormes viniendo hacia mi..."

"...los ojos, ciégale los ojos, ahhhhhh me tira!!!!!!"


martes, agosto 09, 2005

Comentarios Históricos

"... finalmente, los estandartes de Parenor ondearon, gloriosos en la victoria, sobre los muros de la Ciudad Blanca, rendida al Rey Meikel II Desmond, en la primavera de 966. Tras consolidar su reinado e instaurar la paz en la región, Meikel II puso sus ojos en la vecina isla sureña de Ultrenia, decidido a ampliar el reino hasta el extremo sur de la tierra, prolongando sus hazañas en los confines del mundo. Así comenzó, en 969, la Conquista de Ultrenia..."

Fragmento de "Historia de Parenor", por Julius Serande, en 973 d.P.

Nota sobre el autor (por el Maestro Murindel): Julius Serande, historiador de la corte en tiempos de Meikel II, murió envenenado en 982 d.P. Aunque en vida gozó de un gran respeto y llegó a ser profesor en la Universidad de Kendria, hoy asumimos que su trabajo está excesivamente condicionado por el apego de la familia Serande a la corte, convirtiendo sus últimas obras en simple propaganda. Sin embargo, algunos de estos manuales tienen aún la consideración de grandes obras en Parenor, donde se recuerda a Julius Serande como una autoridad. Las circunstancias de su muerte han sido motivo de debate durante los últimos años. Existen diversas teorías acerca de su muerte...

viernes, junio 03, 2005

Cultivando males

Estancado. Estaba estancado. Era difícil crecer más, le faltaba tierra, tierra. Tenía un modo, pero ya no lo tenía. Lo había perdido, había ardido. Lo habían quemado. Ahora sólo le quedaba el secreto. El secreto, el rencor y la esperanza. Tanto perdido, tanto robado, tanto quemado, muerto. Nunca pensó en alegrarse de lo que había ganado hasta ese día, como hubiera hecho no mucho tiempo antes. Sólo tenía pensamientos para la ausencia y la frustración. Su trabajo ya no le reconfortaba. Su orgullo estaba roto. Quemado. Nunca pensó que lo había vendido él mismo. No se atrevía. No quería recordarlo. No deseaba aquello, no de aquella forma, de aquella terrible manera. Se había sentido engañado, tricionado, burlado. Por un tiempo, por un tiempo no muy largo, por un tiempo sin duda demasiado corto, quiso terminar. Pero no podía deshacer lo que había hecho ni podía reparar los males que habían acontecido. Entonces quemó su remordimiento, sin saber que quemaba con él su piedad. Quemó su culpa, sin saber que quemaba también su virtud. Quemó su alma, y siguió regando su bienestar con sangre. Y éste creció y dio flores terribles; pero un día las arrancaron y las quemaron también. Ahora no puede crecer, y el rencor arde en él como un incendio provocado. Pero se acerca el momento, y aún le quedan secretos que sembrar, y macabros frutos por recoger.

miércoles, mayo 18, 2005

Tim

- Han estado aquí, pero se han marchado. Parece que salieron de la ciudad y a la mañana siguiente los vieron de nuevo haciendo unas compras. No se atrevieron a pasar la noche – aseguró Tim, burlón – Siempre supe que eran unos cobardes – sentenció, antes de darle un largo trago a su jarra de cerveza.
Alrededor de ellos, la noche empezaba a decaer. Los músicos se habían retirado ya, y la mayoría de los clientes se habían marchado o se habían quedado dormidos sobre la mesa. No era una buena idea. Cunningham haría que les registraran los bolsillos y les quitaran el dinero para pagarse la noche ocupando el local. Si alguno no tenía, Grob lo sacaría a rastras y ni siquiera se molestaría en dejarlo en la calle. Tim lo había visto ya alguna vez. Muchas veces tenían suerte y se despertaban antes de que las ratas o los goblins dieran con ellos. Otras veces, algún chico tenía que limpiar los restos del pobre desgraciado.
- Sí, lo sé- respondió Lorsak, recostado contra la pared del fondo. El bardo tenía los ojos entrecerrados mientras trataba de afinar su nueva lira, pero pese a todo seguía la conversación. Tim no estaba seguro de ello; nunca sabía si Lorsak prestaba atención a las cosas – Están trabajando para la Iglesia de Debod. Van a explorar el oeste o algo así.
- O sea, que se alejan de Frenia. Cobardes – escupió Tim – ¡podríamos ir tras ellos! – sugirió a continuación, con los ojos brillantes. Dante no dijo nada, y siguió mirando a su cerveza fijamente. Estaba borracho, claro. Por lo que Tim sabía, llevaba días borracho. Lorsak parecía tener problemas con la tercera cuerda, y contestó a Tim con un gruñido seco y el entrecejo fruncido. O quizá el gruñido era a causa de la lira, Tim no lo sabía. No había nadie más en la mesa. A Tim le hubiera gustado que estuviera Murphy, pero esta noche estaba arriba con Shaana. Y Cunningham estaría en su despacho, volviéndole a explicar al muchacho, Jake, cómo ordenar correctamente sus cajones, o alguna extravagancia similar. Cunningham era un rival temible con la espada, pero a veces parecía algo rarito.
- Escuchad – volvió a intentar Tim – si ellos pueden trabajar para los clérigos de Debod, nosotros también. Ganaremos algo de oro, saldremos un tiempo de la ciudad, y con suerte, nos los encontraremos y les daremos su merecido. Y si no, puede que encontremos alguna salvaje digna de estar aquí.
- Yo he tenido suficiente con las salvajes que hemos ido a buscar al sur – interrumpió Lorsak – No, mira. Al oeste no hay nada, sólo bárbaros. Llanuras y bárbaros. Debod sabrá por qué sus sacerdotes se interesan en ellos, a mí me da igual. Lo que está claro es que antes o después pasarán por Frenia de nuevo. Si es que no los devora alguna bestia antes.
- Eso es lo que me preocupa: que alguna bestia los devore antes. Antes de que pueda romperle las costillas a patadas a Elmar deBois.
- Espero llegar a ver eso – dijo Lorsak, sonriendo. Por fin había encontrado el sonido que quería y tocaba una melodía suave. Tim no estaba seguro de si sonreía por eso o se estaba burlando de él. Lo que dijo tenía sentido, pero Lorsak era un tipo que se acomodaba fácilmente. Hasta que no se acabara el oro de su bolsa, sería difícil convencerlo para salir del burdel. Entonces, Dante levantó la cabeza y habló.
- Realmente quieres vengarte de esa gente, ¿eh? No es tan difícil. De hecho, yo puedo decirte exactamente la manera de hacerlo.
Y Tim empezó a escuchar. Esa noche durmió plácidamente.

Ojos de gato

-"¿No es maravilloso el campo? Espacios abiertos, ejercicio, comida sana, cosas nuevas cada día..."
-"Eso lo dices por que no te tienes que limpiar el barro de las patas con la lengua".

En realidad Dunlop no estaba descontento. En su estilo particular una respuesta así equivalía a un "ahá" somnoliento. La verdad es que no estaba tan mal. Tumbado sobre un saco en la carreta de los Cuatro de la Encrucijada, mecido por el suave bambolear de ésta, aspirando los aromas ténues de un naciente verano y disfrutando del calorcito del sol de la tarde. Nada mal.

-"Pues no será por lo mucho que te toca caminar, minino rezongón" respondió Fender sonriendo. No pudo dejar de sentir envidia cuando vió a su gato estirarse como sólo un gato sabe hacerlo. Se sentía orgulloso de él. Pero no como los compañeros de la torre de magos, que hablaban de sus familiares como de una posesión más o menos valiosa "mi búho, mi murciélago, mi sapo"... el gato no era un complemento: era un amigo con opiniones propias. Además, muchos magos escogían a sus familiares para beneficiarse de sus efectos: "Con mi sapo puedo lanzar un hechizo más al día"... Fender no había escogido a Dunlop como familiar sino que había sido adoptado por él. "Fender vámonos de aquí. Este tío es gilipollas y su sapo huele mal... y viceversa también".

El mago vió cómo su gato terminaba de estirarse y se sentaba con ese recato tan gatuno, echando un perezoso vistazo a su alrededor antes de fijar la vista directamente en Fender. Había cambiado. Nunca había sido un gato común pero ahora tenía como... una presencia propia. Hasta su forma de expresarse parecía más madura, más reflexiva. Aunque en el fondo fuese el mismo de siempre.

-"Los ratones de aquí son más delgados que los de la ciudad, y están más alerta". Dunlop se miró la pata delantera mostrando durante unos instantes las uñas antes de usarla para lavarse la cara. -"La verdad es que es más divertido, pero aún así hay que comer y yo lo hago mientras tú duermes. No todos tenemos un anillo mágico". Y miró desafiante a Fender, a ver qué contestaba su "dueño". Había cambiado. Ya no iba de acá para allá persiguiendo hembras en celo. Desde que había formado manada con los Cuatro de la Encrucijada se le notaba menos cachorro. Incluso parecía más grande y robusto. En poco tiempo sería capaz de valerse por si mismo.

-"Pues mejor, así entrenas y te mantienes en forma. No me gustaría verte convertido en un gato de abuela, gordo, perezoso y pagado de si mismo"- Fender cogió al gato y empezó a hacerle cosquillas en la barriga -"¿Qué imagen íbamos a dar? ¡Mira, ahí van los Cuatro de la Encrucijada de Fender el mago y el gordo de su gato!".
-(ronroneando)"PURRRRRRRRRRRR. Chaval no te pases, o la próxima vez que querais saber cuantos enemigos hay en un campamento vais a mandar a vuestro amigo el feo PURRRRRRRR".
-"¿El feo? ¿ese quién es, Skjenderbek el bárbaro?
-"No hombre no, el bárbaro es majete, que me da de su comida".
-"Ah, te refieres a Elmar. JEJEJE, yo que tú no lo volvería a despertar a zarpazos...".
-"¿Cómo que no? ¡Pero si está más guapo con los arañazos! Además, tú me pediste que lo despertara".
-"Sí claro, porque nos atacaban los lobos, pero no así. Es un poco borde, pero es buen tipo. Deberías llevarte bien con él".
-"PUUUUURRRRRR, bah, que espabile un poco...".

En ese momento, un bicho que luego resultaría ser un osgo apareció en un alto cercano al camino:
-"¡¡DETENEOS!! Dejad vuestras pertenencias y el carro, daos la vuelta y marchaos".

"Este pobre imbécil no sabe con quién se está metiendo ni la que le va a caer encima" pensó Fender notando un calorcillo familiar en la palma de la mano.
"Pues que se joda. Con lo a gusto que estaba yo al solcito ya tuvo que venir alguien a cagarla" bufó Dunlop bajando al suelo de la carreta.
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Al día siguiente una tribu entera de osgos con sus hembras y sus crías ingresaban en la cadena trófica desde el eslabón más bajo.

viernes, abril 29, 2005

"Tranquilos, ya estoy aquí" - dijo Fender

Fender es el personaje más importante de la historia de Frenia y sus alrededores. Y aunque no sea verdad, él está convencido de ello. Pero no importa demasiado, pues sus convicciones, motivaciones y criterios aparecen, brillan y se extinguen tan súbitamente como las llamaradas que salen de sus manos.
Pero vayamos por partes:
Es fácil de reconocer, vestido de forma estrafalaria con una lanza en una mano y un gato en el hombro. Habla mucho, muy alto y con todo el mundo... hasta con su gato (que se llama Dunlop y tiene un caracter muy particular). Va acompañado de dos enanos, un bárbaro y un sujeto de dudosa catadura que son sus amigos, a los que aprecia, guía y proteje en este mundo lleno de peligros. Por esta razón no es aconsejable que te metas con ellos... pero no tengas miedo, es muy fácil que Fender te adopte como amigo por el simple hecho de toparte con el (como le pasó al triste pero gloriosamente fenecido Emo).
Es más, muy probablemente si le abordas con buenas maneras serás invitado a una cerveza. Quizá sus amigos te miren un poco mal, pero su desconfianza no es peligrosa, sólo son celos... es normal. Caso aparte merecen las chicas agradables, pues hay grandes probabilidades de que Fender se enamore locamente de ellas... hasta que se cruce con otra chica agradable. En lo que concierne a las pasiones vale aplicar lo dicho para las convicciones.
Por otra parte, si no eres agradable o interesante se acabará cansando de ti y pasará a otra cosa, pero no te lo tomes a mal: lo hace con todo. En realidad, lo unico importante para caerle bien a Fender es no ser malintencionado. Por ejemplo, uno de los personajes más desagradables de Frenia (en palabra, acción y pensamiento) que es Elmar deBois, es apreciado por Fender pues en el fondo es bueno. Que el aprecio incluya bromas pesadas y comentarios jocosos solo nos demuestra que Fender es encantadoramente transgresor.
Cabe destacar que este aprecio se limita a Fender, pues Dunlop tiene ideas propias sobre Elmar.
También es normal que en los alrededores haya algo ardiendo o chamuscado, y que Fender y su grupo se vayan con prisa de la ciudad. Lo normal en un grupo de aventureros con un cierto renombre.
Esto podría hacer creer que Fender es un "virote perdido", pero nada más lejos de la realidad, que el chico tiene estudios. Que no completase la carrera en la torre de magos es circunstancial. Además, existe una divergencia de visiones sobre la magia entre Fender y los magos academicistas... basada en que Fender ejecuta hechizos, no los estudia. Hay gente que nace para la magia y hay gente que se sube al carro. Simplemente.
Bueno, sirva este pequeño esbozo para presentar a una de las más interesantes personalidades del mundo de Frenia.
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Sí, Samuel ha conseguido entrar como colaborador, y la culpa no era mía. Malditos asesinos, posaderos y administradores de blogs...

Frenia, principios de junio de 614

El Secretario del Consejero respiró hondo y volvió a observar al hombre que se sentaba ante su mesa. Le incomodaba no estar seguro de su rango, y temía hablarle de manera inapropiada. En un primer momento, desde luego, no parecía más digno de respeto que cualquier otro de los muchos sacerdotes de los muchos templos dedicados a los muchos dioses que se adoran en Frenia. El símbolo sagrado de Debod, las espadas cruzadas, era lo único que le distinguía de cualquier otro. Sin embargo, el propio Consejero Lydden le había dado instrucciones para autorizar sin demora todas las demandas que hiciera en nombre de su iglesia. Naturalmente, esto ponía muy nervioso al Secretario.
- Si su Señoría tuviera a bien considerarlo, sin duda se convencería de que nuestra petición es ventajosa para la ciudad... y, además, es lo justo - añadió el sacerdote, sabiendo probablemente que la justicia rara vez era un motivo a tener en cuenta en la corte. Y sin embargo, pensó el Secretario, tiene razón. Si los edificios que la iglesia de Debod adquirió en la ciudad comunican con las catacumbas, el culto puede reclamar esa parte de los subterráneos como propiedad suya. Y es natural que quieran sellar esas antiguas entradas. Esos túneles están infestados de alimañas, o al menos eso tiene entendido el Secretario. No se le ocurría ningún motivo para no dar permiso al comienzo de las obras en esa zona de las catacumbas. Entonces, ¿por qué el Consejero Lydden no daba la autorización él mismo, en persona? ¿Por qué insistió tanto en que no se pusiera obstáculo a sus peticiones? ¿Por qué no quería poner su sello en los documentos que había sobre la mesa? Algo había en todo este asunto que no le gustaba nada al secretario de Lydden. Pero sabía que no podía librarse.
- Está bien – dijo finalmente el secretario, barajando papeles – podrán comenzar los trabajos en cuanto se abonen los impuestos correspondientes.
- Perfectamente, su Señoría – respondió al momento el clérigo, haciendo aparecer de entre los pliegues de su túnica una bolsa cuyo tintineo era inconfundible – aquí tiene la cantidad exacta.
Con resignada lentitud, el Secretario firmó y selló la autorización a edificar en el subsuelo de la ciudad de Frenia, bajo la apremiante y satisfecha mirada del sacerdote de Debod. Cuando estuvo hecho, documentos y oro cambiaron de manos, y el clérigo se dispuso a marcharse.
- Gracias una vez más, su Señoría. Permítame transmitirle el más franco agradecimiento de Lady Windemere y la Iglesia de Debod.
- Sólo cumplo con mi deber para con el reino, padre.
El clérigo finalmente acabó por marcharse, y el Secretario se quedó solo en su despacho, con la sensación de haber sido engañado.

jueves, abril 28, 2005

Calentando motores

Bueno, no sé muy bien cómo va el tema de las invitaciones para permitiros dejar mensajes. Parece que a Samuel la cosa no le funciona. A ver si alguien más se digna a responder y podemos averiguar si es problema suyo o del sistema.
Por cierto, estoy dispuesto a volver a dirigir el sábado 7 de mayo. Supongo que no habrá problemas.
A lo largo de esta semana, iré poniendo cosas por aquí...

miércoles, abril 27, 2005

En construcción

Bueno, esto está todavía en construcción, pero dejo que se vayan poniendo cosas si apetece. Proximamente, perfeccionamiento de cositas.